Arbolé, Arbolé

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(Y volver a casa, volver a la poesía)

Arbolé, arbolé
seco y verdé.
La niña del bello rostro
está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.
Pasaron cuatro jinetes
sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.
«Vente a Córdoba, muchacha».
La niña no los escucha.
Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.
«Vente a Sevilla muchacha».
La niña no los escucha.
Cuando la tarde se puso
morada, con luz difusa,
pasó un joven que llevaba
rosas y mirtos de luna.
«Vente a Granada, muchacha».
Y la niña no lo escucha.
La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.
Arbolé arbolé
seco y verdé.

F. García Lorca

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2 comentarios en «Arbolé, Arbolé»

  1. Ni te imaginas cuánto es de verdad «casa» Federico! En él nace todo. Todo: aprender a escuchar, a leer el alma, a decir las cosas, a conocer. Todo. Y siempre vuelvo. Volvemos.

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