Autocrítica

Creo que he despreciado demasiado la semántica. He pasado de las palabras y las he sustituido por un «todos nos entendemos, el concepto está claro».

Esta mañana leía el periódico y veía por todas partes el mismo debate, que si «nación», que si «nacionalidad» que si… y no me parece trivial, probablemente porque percibo la diferencia de matices «políticos» perfectamente.

Sin embargo, tengo que reconocer que cuando lo del «matrimonio» gay, desprecié olímpicamente el debate sobre la palabra en sí misma, quizá porque estaba tan convencida del fondo de la cuestión que los matices me parecían triviales.

¿Eso le parecera a los catalanistas, a los del Estatut con nación?

Pues me comprometo a no volver a eludir el debate de las palabras, creo que es otra forma de intransigencia y autoritarismo.