Sin duda es la ciudad de España – de las que conozco- en la que primero se reflejan las tendencias, la primera en la que cristalizan las nuevas opciones. Es una ciudad abierta, moderna, ágil y tradicional a la vez.
Me encanta pasearla. Muchas de sus calles me impresionan, pero disfruto paseando por el ensanche con ese montón de fachadas modernistas maravillosas y sus esquinas achaflanadas con negocios de principios del siglo pasado.
En esta reciente visita me parece que la «novedad» más interesante que me he encontrado es la tendencia en alimentación: cadenas de comida orgánica, ecológica, cartas con aceites y productos artesanos en restaurantes y pequeñas y cuidadas tiendas que venden producto local. Y, por supuesto, el mercado de la Boquería hasta arriba de frutas y verduras perfectamente colocadas, lleno de colorido y, sorprendentemente, con precios relativamente más baratos que hace años.