Parece que a los chavales de hoy en día matar les suena a juego. Es la única explicación que encuentro. Además de la soledad interior. Y es que a los mayores también nos ocurre: cuando pasamos mucho tiempo solos acabamos dándonos la razón en cualquier desvarío.
Pero no quiero desviarme de mi intención inicial. Esas matanzas de primera página me recuerdan mucho a los videojuegos. Y no diré yo que los videojuegos sean malos en general -a mi me gustan- sino que es como todo: edad adecuada a la temática y uso controlado especialmente para los más pequeños.
A la mayoría de los niños no llega a hacérseles confusa la ficción y la realidad, pero de tanto matar gente o atropellar ancianas alguna acaba trastocado.
Y lo mismo pienso de la tele…
Los niños…no necesitan tantas cosas pero les debemos tiempo, risas y juegos creativos, cuentos y amor.
Es que hay que estar con ellos, hay que estar ahí. No vale aparcarlos, ni enlatarlos. Hay que estar. Y ya sé que a veces es difícil. Es como hacer vasijas, darles muchas vueltas, acariciarlos mucho, darles vueltas, mirarlos, verlos crecer, crecer, delante de ellos. Si el torno gira solo, se desparrama y se deshacen. Verlos girar con las caricias… igual que el barro.
Qué bonito lo dices, Pau! Pero es verdad que hay que estar, y ser la varita en que se apoyan para crecer.