Ya sabéis que no me gustan las imposiciones, las normativas, los procedimientos restrictivos y, menos aún, las cuotas.
Dentro de las cuotas, estas que se han sacado de la manga para igualar la representación de hombres y mujeres en todos los ámbitos me parecen una forma contraproducente de atajar en un camino que, sin embargo, debe recorrerse.
Por eso, no quiero dejar de referenciar aquí el artículo de Cinco Días donde se explican las reticencias de muchas mujeres a ser nombradas consejeras de una empresa por el hecho de ser eso, mujer.
Me alegro de que nosotras estemos demostrando más sensatez que los políticos que nos gobiernan, lo que, por otra parte, era de esperar.
En mi generación, y más aún en las siguientes, ya hay tantas mujeres cualificadas como hombres Inevitablemente se irán igualando nuestras opciones profesionales. Si, además, conseguimos convencer a los hombres de que se piensa y se dirige mejor cuando hay un equilibrio entre la vida profesional y personal -cosa que nosotras sabemos hacer mejor- nuestras posibilidades reales acabarán equilibrándose.
No quiero ser como ellos, pero quiero que mis valores femeninos estén tan presentes y sean tan importantes como los masculinos. El resto, que no nos lo regalen, se nos dará por añadidura.
Que gane el mejor.