
Apenas he alcanzado la mitad de mis objetivos de este año y ya ando liando con los del año que viene. Si es que ideas no me faltan, pero tiempo y capacidad para ponerlas en práctica sí. Sobre todo porque media casa se ha empeñado en estropearse a la vez…en fin. Para contrarrestar, me ha dado por ir buscándome un curso de cocina, de repostería, en particular.
Apenas como dulces, pero me gusta probarlos y, sobre todo, ver disfrutar a quienes los toman. Desde hace un año, voy haciendo postres y los repito hasta que los domino (dentro de mi modesta capacidad, claro). Por ahí, por el blog, hay alguna receta. Además, mis comidas favoritas son el desayuno y la merienda así que …decididamente repostería.
Mientras tanto, de aquí al año que viene y para abrir boca, me voy a dedicar a ver películas de cocina. Se veía venir: ya empecé con Chocolat.
Bueno, a lo que iba, que acabo de ver Deliciosa Marta y, si alguna duda me quedaba, ha terminado de convencerme -gracias Lizard por la recomendación- porque es justo lo que yo buscaba: el mimo de una comida bien preparada y la sensualidad que alimenta los sentidos.
Si os decidís a verla, veréis la sensualidad de los besos y las caricias -apta para que la vea cualquiera, niños, desde luego- tan «masticables» y táctiles, como a mi me gustan. Hummmm…fantástica! No os la perdáis.
Sé que tú querrías esto, sé que te gustaría que siguiera sonriendo sin aspavientos. Me resultará más difícil ahora, sin ti, pero te prometo intentarlo. Gracias.