Es un libro de Daniele del Giudice (espero haberlo escrito bien) que leí hace un par de veranos. Me lo prestaron y por puro instinto de contradicción no me lo compré, como suelo hacer con todos los libros que me gustan.
Es verdad que hay largos párrafos que se me hicieron pesados y que no me interesa releerlo entero. Pero cuántas veces uno no conserva un libro por un capítulo, por un párrafo….
En este caso hay algunos que me parecen deliciosos, filosofía pura, por ejemplo:
También en la vida hay momentos de emergencia en los que el instinto fuerza a soluciones inmediatas y resolutivas, momentos de pérdida en los que aún intentamos subir y mantenernos derechos en nuestro nivel y sin embargo la única vía de escape sería dejar que nos deslizásemos, momentos en los que miramos con fijeza las cosas frente a frente y apuntamos recto a su corazón, mientras que la única trayectoria razonable sería la excéntrica que lleva hacia los márgenes, seguirla con delicadeza a lo largo del borde sin salirnos fuera…
Evidentemente, no sólo habla de pilotar aviones, de desmoronarse en barrena. Habla de cómo conducir nuestra propia vida, sobre todo cuando uno está convencido de haber perdido el control de vuelo. Habla de conducirnos con suavidad, sin giros bruscos…esperando la oportunidad para salir y volver a ascender.
Compara el amor con el vuelo al hablar de las «peticiones invertidas». No sé si este párrafo se entenderá bien así suelto:
…pero en el amor, aunque lograras entender pronto que estás en el dominio de las «peticiones invertidas» y aunque tuvieras la fuerza de invertir a tu vez las respuestas y los gestos, de todas formas no tendrías escape, ni tú ni ella, del amor por soluciones invertidas no se escapa, porque atinar con la respuesta invertida no hace olvidar el dolor ni el impedimento que ha vuelto la solicitud del revés.
Buenas noches
Por desgracia estos momentos a los que haces mención son más comunes de lo que debieran, y es en esos momentos cuando el ser humano desarrolla la confianza en su grado superlativo. Posiblemente si mantuviemos la confianza en ese nivel indefinidamente el mundo sería mucho más fácil.
Gracias, es muy bonito y merecería pasar a la sección de endorfinas. Pues a volar.