Reconozco que de Eduardo Mendoza lo he leído casi todo. Y lo que me ha hecho reír y lo que me ha hecho reflexionar.
El enredo de la bolsa y la vida es divertido y nos saca esa mala costumbre de «creernos mucho» y nos coloca en lo que hay, en lo que es la sociedad, o al menos el grueso de ella. Y se acerca con ternura pero sin aspavientos y con mucho sentido del humor.
No me ha hecho reír tanto como Sin noticias de Gurb o el Laberinto de las aceitunas, pero sin duda es un buen libro para pasar el rato.
(Y en el contador quedan 19…)