Releo cositas «antiguas» del blog, ahora que ya falta poco para mi cumpleaños y, como cada año, toca hacer balance personal y siento que me estoy «empobreciendo»: leo menos, conozco a menos gente nueva, tengo menos pasiones y queda menos espacio para mis sueños (y no tengo menos!).
Pero como decimos los de control de gestión: lo que se mide se puede corregir. Y yo lo mido. Se ha producido una desviación de mis objetivos. primer paso dado: desviación detectada y muy a tiempo, porque aún la situación es buena. Pero antes de volverme más aburrida y de aburrirme a mi misma (hay algo peor? siempre me acuerdo de aquel amigo que consideraba que no hay nada pero que decirle a alguien «me aburres») habrá que hacer algo.
Analizo las causas de la desviación. Son fundamentalmente tres, a saber:
– Mi salud no ha sido buena y sigue sin serlo. No es grave pero sí molesto, cansado. Y la salud…sin ella no hay nada. He dedicado tiempo y esfuerzo a ponerme bien. Era prioritario y justifica muy bien parte de la desviación. He tomado medidas sobre la salud espero que a tiempo y esta desviación tiende a corregirse.
– La situación económica general y la de mi minimicroempresa en particular, me han generado estrés y he tenido que salirme de mis objetivos de trabajar menos. Aún no he tomado medidas pero lo haré en breve en vista de que además perjudica a mi salud. Vuelvo a tomarme la vida con más calma. Recupero espacios.
– Los dos factores anteriores, el cansancio intelectual que arrastro (con vitamina B12 muy baja además), me han llevado a hacer mucho menos dos de mis pasiones: leer y conversar.
Sigo teniendo un patrimonio personal considerable en lo que a afecto, alegría y sueños se refiere, así que habrá que limar estas desviaciones con paciencia, sin pedirle a mi cuerpo lo que no puede dar y volver a mis buenos hábitos.
De momento, poner limite a las desviaciones y volver a leer diariamente. Y conversar. Un arte.