La verdad es que muy a pesar de esta época de crisis tengo el privilegio de vivir rodeada de entusiasmo, ganas de crear y energía positiva.
Nunca más que en estos momentos aprecio y valoro las personas con las que tengo el gusto de convivir.
Por una parte, están los que han conseguido esa envidiable estabilidad emocional y la combinan con una inteligencia y una cultura excepcionales. Gracias a ello, crean continuamente, con cada una de sus palabras.
Están los que ven que tienen que salir de la comodidad de años y como dicen María Confussion, Carmen Paris y Ludmila Mercerón «hacen equilibrios con la ilusión» y «alimentan los sueños». Es decir, afrontan nuevas empresas y retos. Da gusto verlos (sí! en plural!). Los veo crecer por momentos, disfrutar de cada paso del camino, volando sobre el entusiasmo. Un lujo disfrutar de que compartan conmigo sus planes.
Están los que han cambiado de vida y paladean cada minuto de tiempo libre, la libertad relativa de horarios o la maravilla de trabajar en colaboración con quien les apetece. Con algunos colaboro también.
Y están mis propios planes, acompañada casi siempre, pero que también disfruto planeando en soledad.
Unas inmensas ganas de crear, de hacer, de vivir me empujan.
Tú consigues que yo tenga el corazón contento:
El corazón contento