Podría decir que he viajado a Bélgica, pero no sería exacto, ya que excepto por un par de pequeños pueblitos, la mayoría del tiempo de estas vacaciones lo hemos pasado en Flandes.
No creo que pueda contaros nada de Bruselas, Gante, Amberes o Brujas que no hayan visto a la vez que nosotras otros miles de turistas. Así que me quedaré con las anécdotas.
Vimos muchas bodas, civiles y religiosas en Gante y nos llamó la atención que sacaran de una furgoneta una mesa, pinchos y unas botellas de champán en medio de la calle para celebrar. Acostumbrada a la parafernalia de las bodas españolas me pareció de una sencillez encantadora. Además, los belgas no tiran arroz o pétalos de flores a los novios, al menos no es lo que vimos: recortan corazones de papel y se los tiran (he sacado fotos pero el editor no me deja enlazarlas).
Comimos y bebimos chocolate en todas sus formas: bombones, éclats, goffres, tartas, etc. No somos muy de dulces pero nos encanta el chocolate. Aún así, después de un Goffre en Tourain -bonito pueblo!- alcanzamos tal nivel de empacho que tuvimos que bajar el nivel.
La cerveza belga es famosa pero yo soy de Estrella Galicia :). En serio, no es tan buena o a mi no me lo parece.
Los hoteles de cadenas españolas, como casi siempre, tienen la mejor calidad- precio y una atención al cliente excepcional. Creo que ya hemos aprendido a tratar a los turistas. El NH Brussels City Center es excepcional, muy recomendable! Nada que ver con el rancio Holiday Inn en el que nos alojamos en Gante o el Tryp desangelado de Amberes. Muy recomendable el Academie de Brujas.
En Brujas también, además de ver la Madonna de Miguel Angel, que no vayáis a pensar que todo fue comer, cenamos en el Lokkedize maravillosamente. Lo recomendaba la terrible guía que llevábamos y aunque sólo sea por eso ya mereció la pena comprarla. Además, por fin, buena música de fondo: blues, soul, …una maravilla.
Nos encantó para comer en medio de las visitas una cadena de restaurantes de comida rápida: EXQI. Me encanta el concepto: comida sana para comer a diario y sin esperas. Muy urbanos. Cremitas de verduras, quiche, ensaladas, bocatas, botes de frutas y panes ecológicos. Y un café excelente.
Nos envolvimos de Rubens, Jordaens, Van Dick y la pintura flamenca.
Recorrimos media Bélgica en coche escuchando música, riendo e intentando traducir del flamenco al castellano, mezclando inglés y francés y riñéndole a Frida (nuestro navegador) por liarse tanto con las calles y es que con eso de hacer el camino más corto nos llevaba serpenteando por las ciudades.
Fantaseamos con bobadas del tipo de irnos a vivir allí, cómo y por qué lo haríamos. Soñar que uno es diferente. Soñar varias vidas en una.