Esta tarde he estado en una de las sesiones de formación como mentora.
Tocaba sesión de psicodrama. Teóricamente se trata de fomentar la empatía, poniéndonos en el lugar de otros y mirando desde sus ojos. También, fomentar la intuición y aprender a preguntar.
Por último nos tocó aprender a utilizar una herramienta: storytelling. O lo que es lo mismo, cuentacuentos.
El ejercicio consistía en inventar rapidamente una historia que ilustrara un problema que tenemos como mentores. La historia debe estar protagonizada por un animal y puede ser lo fantástica que queramos.
Así más o menos era la mía inventada en un par de minutos:
Un saltamontes vivía en un pequeño planeta en el que había una puerta que le impedía ver la mitad, acceder a la otra parte de su mundo. Pasaban pájaros y otros animales que le decían: la llave de la puerta está en el planeta X! No, No, en el Y!!
El saltamontes iba como loco de un planeta a otro, buscando la llave, fiándose de unos y otros, de voces que venían de fuera.
Hasta que un día, cansado de dar vueltas, decidió acercarse a la puerta e intentar abrirla y se dió cuenta de que la llave estaba puesta. Sólo hubiera tenido que mirar bien cerca de él, a su lado. Pararse y ver, dejando de saltar por un momento.