Mi padre es elegante, sonriente, callado, apacible, extremadamente amable y paciente.
Es un ejemplo de buen carácter y, además, una buena persona.
Ayer celebramos su cumpleaños de esa manera sencilla y sin mucho aspaviento en la que el se siente cómodo: familia, alegría y afecto.
He aprendido muchísimo de el y lo que me queda!
Nunca podré agradecerle bastante todo lo que ha hecho por mi, el ejemplo que me ha dado: su sentido de la responsabilidad, su esfuerzo, su voluntad infatigable de ayuda, la ausencia de quejas.
Soy una hija muy afortunada.