A veces le odio y el rencor se arraigan de tal manera que se pierde el origen del conflicto. Probablemente en ese origen todos tenían razones para estar enfadados, para resentirse. En ese principio no hubo la ocasión, el momento o la inteligencia de no dejar que arraigue. Ese es el problema! Dejar que crezca de esa manera el conflicto, retorciéndose, quitando argumentos un día tras otro a los que apoyan el diálogo y la paz. Poco a poco estos son acusados de antipatriotas, de débiles, de traidores….hasta que apenas quedan voces que se atrevan a no odiar, a disentir.
Como ocurre en las malas hierbas sólo hay dos opciones si quieres que el amor gane territorio al odio:
– Evitar la escalada de agravios y poco a poco ir sembrando césped en los huecos que vayan quedando libres para replantar. Es lento y natural.
– Meter un retovato y darle la vuelta a todo. Mucho sufrimiento pero corto. hay soluciones traumáticas pero que muchas veces son las mejores, pero tienen que ser impuestas.
No hay la opción de no hacer nada. Si escoges esa llegarás a no poder salir de casa.
En cualquier caso, nada justifica que se deje morir a niños, ancianos, civiles. No se puede no hacer nada. Hay que plantar naranjos.