La vida te regala a veces oportunidades increíbles en los peores momentos. Muchas veces, de hecho, la dificultad está en saber aprovecharlas y no dejarse dominar por el pesimismo.
Eso le ocurre ahora a los medios de comunicación, por ejemplo. Casi todos habían caído en un cierto clientelismo y en una autocomplacencia que los han llevado a dónde están: a una crisis. Ahora tienen la oportunidad de tomar el camino correcto -sin duda el más difícil – y volver a hacer ese papel de ser nuestros oídos y nuestra voz. Sería bonito.
Eso sí, no van a volver esos campañones de publicidad que financian superrotativas, o distribuciones ineficaces. El mundo siempre avanza, o al menos cambia, tras las crisis. Es una lección universal.