Paraguas

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Estos días ha dejado de llover. Seguramente será un breve paréntesis, un veranillo que casi siempre tenemos en marzo antes de emprender con ganas las lluvias de primavera.

Por lo tanto, he podido dejar el paraguas en sus sitio. Y eso es un alivio enorme para mi, porque los odio. Y los odio porque se pierden, tienen esa mala costumbre.

Felipe Mellizo siempre contaba que él consideraba que algunos objetos tienen vida propia: los mecheros, los bolígrafos, las llaves y los paraguas, por ejemplo.

Según él, no los pierdo yo, sino que son objetos con voluntad y que deciden a su antojo dónde quieren estar. Por eso, también cuando se lo dicta su voluntad, reaparecen en los bolsillos de trajes que no se han usado desde hace años, en bolsos viejos, en esquinas de cajones, …

Felipe era aún más despistado que yo. Era una bonita forma de disculparnos a los dos.

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7 comentarios en «Paraguas»

  1. No sé si a mí me pasa al revés, yo tengo el paraguas de un amigo en mi casa que se lo dejó.

    Todavía y sin mala fe no se lo he devuelto, es un olvido más o despiste más de la situación. O dos despistes en uno.

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  2. ¡Eh! ¡Un momento! ¿Y los calcetines? Creo que está demostrado científicamente que los calcetines tienen vida propia y les gusta vivir separados en un alto porcentaje de los casos. Así que uno de ellos se queda contigo y el otro se va a un universo paralelo llamado «el limbo de los calcetines».

    Creo que ha salido en Nature o Scientific American o algo así…

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  3. Rbr, últimamente estás en un plan tan buenecito que hasta a los mecheros quieres tenerlos más en cuenta. 🙂

    Marcos, sí, los calcetines, pues claro. Son otra especie itinerante.

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  4. Itinerantes,desconsiderados, desconcertantes y como también creo que tienen vida propia, a veces los castigo, y decido que no me importa juntar dos parecidos y ponérmelos. Eso sí, procuro que no se vean.

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