He estado esta tarde en un acto de entrega de premios a emprendedores en As Pontes.
Una simpática actuación del grupo de teatro Chévere con Miguel de Lira estupendo. Y los discursos. Y todos los emprendedores subiendo a recoger un detalle y, sobre todo, aplausos.
Sí, aplaudí todo lo que pude y me alegré muchísimo de la afluencia de púiblico porque estos valientes se merecen, por lo menos, ese minuto de aplauso. El resto del tiempo tienen que enfrentarse, con poco más que sus sueños, a la cruda realidad que se empeña en ponerles trabas.
Me sentí como la última vez que pasé un rato rodeada de brasileños: rodeada de savia joven, de energía, de ilusión.
Contagian.