El 5 de noviembre hablaba del libro de Kazuo Ishiguro titulado Los restos del día. Y me quedo con este párrafo:
Y al menos el tuvo el privilegio de decir al final de su vida que se había equivocado. Fue un hombre valiente. Durante su vida siguió un camino, que resultó no ser el correcto, pero lo eligió. Y al menos eso pudo decirlo. Yo no puedo. Yo sólo confié. Confié en su instinto. Durante todos aquellos años en que le serví, tuve la certeza de estar haciendo algo de provecho. Pero ahora ni siquiera puedo decir que me equivoqué. Dígame, ¿cree usted que a eso puede llamársele dignidad?.
El 14 de noviembre introduje a Erich Fromm y El arte de amar. Aunque es un libro para leer enterito, os dejo un párrafo, como de costumbre:
Tener fe en la posibilidad del amor como un fenómeno social y no sólo excepcional e individual, es tener una fe racional basada en la naturaleza misma del hombre”
Un libro que no tengo pero del que me encantaron dos capítulos -el resto no está mal- es el del Daniele del Giudice, Despegando la sombra del suelo. El 16 de noviembre escogí este párrafo:
También en la vida hay momentos de emergencia en los que el instinto fuerza a soluciones inmediatas y resolutivas, momentos de pérdida en los que aún intentamos subir y mantenernos derechos en nuestro nivel y sin embargo la única vía de escape sería dejar que nos deslizásemos, momentos en los que miramos con fijeza las cosas frente a frente y apuntamos recto a su corazón, mientras que la única trayectoria razonable sería la excéntrica que lleva hacia los márgenes, seguirla con delicadeza a lo largo del borde sin salirnos fuera…
Por último, hice referencia a Eugenio de Andrade. Esperaré a hacerle un nuevo post a él solito porque su antología me está fascinando.
Bailemos. Música: «I’ve got you under my skin«, de Cole Porter cantada por Frank Sinatra.
Intuyendo por donde vas, cuando te eches al cuerpo libros de antropología cristiana, te lo vas a pasar en grande.
Hola,
tal y como me intuía, creo que me he vuelto olivo-adicta.
Solo cabe decir gracias por tantas bellas palabras.
Un beso
Leí el arte de mara hace tanto tiempo que me has recordado que me convendría releerlo .. ¿dónde lo abré metido?
Ignacio, ¿por ejemplo?
Gracias, Ledicia, es un gusto que vengas por aquí.
Perdido, qué es eso del arte de mara. Cuenta!!!
Es un poquito de dislexia junto con las prisas, quería decir el «arte de amar». Que ruina 🙂
Y lo mío de una falta de imaginación….Tengo la disculpa de haber leído los comentarios desde el móvil, que no es lo mismo. :-).En cualquier caso, conviene leer el arte de amar, nos recuerda que como todo arte requiere paciencia, esfuerzo, dedicación….