No, no es una teoría personal sino el título de un libro del filósofo Michael Onfray que estoy leyendo, o más bien releyendo.
La primera vez reconozco que no acabó de cuajar, no lo terminé, me sentía en unas posiciones muy lejanas a las que sostiene en su libro, demasiado alejadas para poder ver los matices, las posibles reflexiones que se esconden detrás de sus palabras.
Estoy apenas comenzando el capítulo segundo y ya percibo lo mucho que me está influyendo su teoría,. No me atrevo aún a llegar a conclusiones, pero no quiero dejar pasar temas fundamentales, no quiero que las ideas se queden ahí, flotando en el aire sin ser aprehendidas y digeridas.
No, no os voy a destripar con un breve resumen la Teoría del Cuerpo Enamorado, de momento, con un párrafo es suficiente:
“En el terreno del amor y de la relación sexuada, Occidente encuentra su rastro en las teorías platónicas del deseo como falta, de la pareja como conjuro de lo incompleto, del dualismo y de la oposición moralizadora entre los dos amores. Cualquiera que se entregue a las delicias de un cuerpo material, recorrido por deseos y calado de placeres, se juega la vida, pero también su salvación, su eternidad. La única manera de ganarse el pasaporte a la vida eterna consiste en comprometerse con ese amor que, con toda la razón, calificaremos más tarde de platónico. Amor a las ideas, al absoluto, amor al amor purificado, pasión por el ideal, he aquí lo que santifica la causa del deseo. Todo lo que se entretiene demasiado en los cuerpos, en las carnes, en los sentidos, en la sensualidad concreta, se paga ontológicamente con una condena, con una sanción, con un castigo.”