Ya sé que no hay que dejar de utilizar diccionarios «en papel», pero es tan cómodo esto de almacenar en Internet este tipo de cosas, que me he rendido a la utilidad de consultar a la Real Academia Española en la web que tiene una página sencilla y práctica o de usar traductores de cualquier idioma.
Hasta ahora venía usando Dictionary y Word Reference -este último muy manejable también- que cubren la mayoría de mis necesidades. Me he enterado de que hay un traductor, My Memory, que intenta, con contribuciones humanas, hacer una base de esas frases hechas que todos buscamos sin encontrar en los traductores clásicos. habrá que darle una oportunidad haciéndole un hueco en favoritos.