Viajar

Es una de las cosas que más me pide el cuerpo, aunque apenas puedo hacerlo y menos aún como me gustaría, con la calma suficiente como para no sentirme extraña, para mimetizarme y compartir un pedacito de vida.
Pero al menos, en las breves escapadas, me permito transportarme fuera de la rutina -últimamente me reconozco poco paciente con ella- y abrir bien todos mis sentidos a las novedades, con curiosidad.
Después de un tiempo de introversión relativa, de llenarme de vivencias internas, siempre necesito ponerme en camino, recoger lo que el mundo quiera darme.
¡Qué difícil es a veces tener alma de nómada!