Sigo con la poesía. De paso, aunque no suelo felicitar los santos, felicidades a los Alvaros. Mi beato favorito.
La primera vez que leí algo de Tomás Hernández reconozco que fue por intereses personales. No podía separar lo que estaba leyendo de la realidad que intuía detrás. Tuve que releer una y otra vez.
Después fui cogiendo su música, dejándome llevar por sus versos. Ya sabéis que de los poetas no hago críticas, es mi costumbre. Juzgad vosotros mismos. De su El viaje de Elpénor:
«Bésame con los besos de tu boca»,
que fue largo el camino hasta ese beso,
tantas noches de espera, tanto el peso
que soportó la ausencia. Fueron pocaslas horas y los días desembocan
en la costumbre de ordenar sucesos.
He vuelto a los jardines, de regreso
el mismo frío sentí. No se equivocael cuerpo cuando elige su remanso,
la nieve cuando escoge la blancura,
mis ojos que al mirar sólo ven nada.No se equivoca el cuerpo, ni me canso
de buscar por las calles tu estatura,
de ver sombra a mi lado deseada.
o
Sic transit
¿Un cuerpo tan hermoso entre tus brazos?
Buenas, buenísimas noches.
Pues no sé que decir, con esto que siento que nomás no…sigo leyendote, saludos….
Preciosa poesía, totalmente desconocida para mí.
Gracias.
Un soneto perfecto delante de la poesía uno admira y calla 🙂
Qué revelación de blog, a la sombra de un olivo generoso.
Pero esos versos nostálgicos, cómo duelen. No se equivoca el cuerpo, no.
¡Feliz semana!
A mi Tomás Hernández me parece un crack. Me alegro de que os haya gustado. No sé qué versos hubiera elegido él, pero a mi me resultó muy difícil porque «El viaje de Elpénor» no tiene desperdicio. Y soy de las que me compro un libro por tres versos bonitos.
Por cierto, yo tuve que buscarlo en su día: Elpénor fue uno de los compañeros de Odiseo y fue convertido en cerdo por Circe. Cuando recobró la forma humana se emborrachó y se cayó desde el palacio de la maga y se murió.