Galicia ¿bilingüe?

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Voy a exponer mi opinión sobre tan polémico asunto. Espero -ya que tengo amigos que piensan de forma muy diferente- que nadie se lo tome mal. Porque si algo estoy odiando de la situación del gallego frente al castellano, de los últimos hechos violentos, de las manifestaciones y contramanifestaciones, es la radicalización de algo que debiera fluir por si sólo casi con dulzura, como nuestro idioma.

Expondré mis premisas. Como saben quienes me conocen, soy castellano parlante. En la época de mis padres – el franquismo- el gallego estaba demonizado y era una «paletada» por lo que ellos, pretendiendo darme una buena educación, me hablaron siempre en castellano. Así que yo pienso en castellano.

Por otra parte, adoro el gallego que se habla, el gallego de la poesía y los libros, ese gallego musical y hermoso. ¡Daría algo por poder pensar y expresarme en gallego como en castellano! Así que ya sabéis: considero una enorme riqueza hablar dos idiomas.

Y desde este humilde punto de vista ¿cuáles creo yo que son las claves de esta polémica? Creo que son básicamente tres, aunque no las únicas, claro.

En primer lugar, el gallego que nos han impuesto es eso, una imposición. No se parece en nada al que hablaban mis abuelos o la gente que conozco. Han querido «galleguizar» el gallego para hacerlo diferente, como para que se entienda menos y nos dé más identidad. No soy lingüista, es sólo lo que pienso.

En segundo lugar, el gallego no está en absoluto en condiciones de igualdad con el castellano y eso obliga a promoverlo y protegerlo. Esto disgusta a algunos pero es necesario. Estuvo en clara desventaja durante decenios y eso se paga. Me da miedo que esta  situación nos divida: gallego parlantes se podría llegar a identificar con rural, pobre o «bloqueiro» y castellanoparlante con urbano, pijo y de derechas. No sería nada bueno para nosotros que esa fragmentación se consolidase.

En tercer lugar, la imposición real del gallego o sí o sí, en muchos estamentos públicos o semipúblicos, nos molesta e indigna a los que, sintiéndonos profundamente gallegos, tenemos por circunstancias históricas más fluidez para expresarnos en castellano. Y esta presión, al menos yo, la he percibido en muchos sitios en los últimos años.

¿Cuál es la solución? la mía es que las leyes deben proteger el idioma más débil, acercarlo a lo que debe de ser, pero tranquilamente, fluyendo, sonriendo, como nosotros sabemos hacer las cosas.

Como mi abuelo. Os cuento: viví con una chilena durante un par de años. Unas Navidades que pasó con mi familia le presenté a mi abuelo que sólo sabía hablar gallego. Fue precioso ver como, de forma natural, él se esforzaba por hablar en castellano y que ella le entendiese y ella acabó con un acento gallego tremendo. Tierna escena la que se me viene a la cabeza.

Al final la clave siempre es la misma: construir, enriquecer.

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12 comentarios en «Galicia ¿bilingüe?»

  1. Amalia, sabes, es un tema doloroso para mí… y aún así… Bueno, no creo que esto sea un problema de competencia lingüística, más bien sociológica. Hablar gallego está ya identificado con ser bloqueiro o rural, o pobre… ser castellanoparlante es simplemente lo normal, lo que no lleva marca. El gallego que nos «han impuesto», (no debería aceptar este marco ni provisionalmente) no es correcto, pero no podría ser nunca el de nuestros abuelos, tampoco lo es el castellano que hablamos. Los idiomas están vivos o moribundos o muertos. El castellano nuestro es ya diferente al de nuestros abuelos, ha crecido, se ha contagiado de la vida… el gallego es mucho más diferente, porque es casi un fantasma agonizante, que se mueve porque los embalsamadores le cambian de postura para depositar sus ungüentos.
    En cuanto a la «presión» en determinados estamentos… confieso no haberla sentido jamás. Al contrario, la terrible presión del castellano ha hecho que cada vez más se arrincone el gallego incluso de mi ámbito privado, el familiar y el creativo.. hasta producirme sonrojo. Las lenguas no se mueven por física de fluidos… se devoran unas a otras, sobre todo si su proximidad difumina sus fronteras. El gallego se muere, Amalia, porque no hacemos ni ese mínimo esfuerzo por mantenerlo. Y es triste, porque cuando se muere una lengua, se muere con ella una forma de sentir la vida, una forma de ser… algo que enriquece a la Humanidad. Como explicaba Popper, es como hacer más pequeña la celda en la que vivimos presos. Las lenguas son nuestras alas.

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  2. Ya sé que no es exactamente el gallego de mis abuelos, sino su evolución, pero pregunta a tu alrededor cuántos de nuestros mayores, de los que siempre han hablado gallego, se identifican con él.
    Ya dije que iba a hablar de esto según me ha ido a mi y yo sí he sentido esa presión «oficial».
    No creo que el gallego se muera, pero sí que necesita apoyo, cuidado, estudio, uso. Es, digan lo que digan, con mucho la más débil de ambas lenguas.

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  3. Pues claro que «nuestros mayores» no se identifican con el. Es que el gallego, como todos los idiomas, debe tener un registro culto y un registro de calle, de andar por casa, informal. Ellos durante toda su vida utilizaron el gallego en el único ámbito en el que les era permitido, en la intimidad. Aunque fuera una intimidad más compartida que la de Aznar.

    El castellano también es diferente según el ámbito en que se use, y salvo la honrosa excepción de Magdalena Álvarez, todo el mundo habla un castellano diferente según el ámbito. No me imagino a ningún juez hablando en el estrado con los mismos giros y acentos que Fernando Esteso cantando La Ramona Pechugona, que es lo que viene siendo el “castellano de aldea”. Castizo le llaman ellos.

    No puede ser ni sonar igual el gallego de un impreso oficial que el gallego que aprendimos de nuestros padres. Otra cosa es que quienes deberían de cuidar esa forma del gallego culto en realidad lo estén matando, o embalsamando como dice Pau.

    Por otro lado, si sientes la presión de un estamento público, o semipúblico, supongo que será un estamento dependiente de la Xunta de Galicia. La Xunta tiene, por ley, el deber de fomentar el uso del gallego. La presión te viene de otro sitio. Quizá dejaras de notar esa presión si llegara un día en que te encontraras con el gallego en muchos más sitios que en los estamentos públicos: en el supermercado, al hablar con el médico, en la radio, en los periódicos, en la farmacia, en la publicidad. Quizá dejases de notar esa presión el día que tengas que ir a hacer una entrevista de trabajo y no te estés planteando, como me pasó a mi, si hablar en gallego o no… no, no, no… mejor no.

    Claro que la única manera de que pase eso (que lo escuches en más sitios quiero decir) es subvencionándolo, y si subvencionas el gallego tienes que exigir que el dinero subvencionado se use exactamente para el fin destinado. Ya está, ya metí «exigir» y «gallego» en la misma frase. Ya lo estoy imponiendo, ¿ves que fácil?

    El tema en definitiva no es que el gallego se deba subvencionar, o exigir o imponer. El gallego se debe hablar. Pero es que los que lo hablamos estamos marcados o bien políticamente o bien socialmente. Hablar gallego es un rasgo distintivo social que marca, aún hoy, el estatus. Algunos nos peleamos contra eso y hablamos gallego incluso en Coruña,ciudad en la que casi todos los que llegaron emigrados de sus respectivas aldeas se desprendieron rapidamente del lastre que suponia para su integración el hecho de hablar en gallego.

    Hace 20 años la población que hablaba gallego era muchísimo más alta que la que hay ahora. Y aún por encima hay que aguantar que nos digan que lo imponemos… y decir que chove.

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  4. Vouno intentar para que non se diga que chove…Sento disentir de vós os dous. Hoxe mismo contáronme de unha empresa que perdéu unha axuda por facer a solicitude en castelán. Iso non é lóxico (Sinto o meu galego).

    Lo voy a intentar para que no se diga que llueve…Siento disentir de vosotros dos. Hoy mismo me contaron de una empres a que perdió una subvención por hacer la solicitud en castellano. No es lógico. (Siento mi gallego)

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  5. Ya… supongo que te pasa como a mi, que cuanto más me explicas tus razones más convencido estoy de las mías.

    No, no es lógico. Como sabes soy reintegracionista, y si yo cubro una solicitud en gallego reintegrado estoy seguro de que pierdo la subvención. No es lógico, pero son las normas, y las normas, a veces, las ponen otros y no los que nos gustaría. Claro que siempre puedo plantarme en mis trece y decir que por ahí no paso, cubrir la solicitud en reintegrado y cuando me venga denegada quejarme de que me imponen la normativa. Pero es que entonces el radical y el intolerante, para casi todo el mundo, sería yo, que no asumo una norma que, en el fondo, tampoco es tan difícil de seguir ni me causa perjuicio ninguno.

    «Ya, pero es que es distinto», dirán muchos. Sí es distinto. Jerárquicamente distinto y por este orden: primero el castellano, después el gallego normativo y después el reintegracionismo. Según donde sitúes tus preferencias la cosa te parecerá más o menos impuesta o más o menos lógica.

    Ahora sí, con todo el cariño: yo lo que no veo muy lógico es que nos contestes primero en gallego y después en castellano. Ya lo había entendido la primera vez, gracias. No eran precisos alardes de tolerancia.

    Abrazazo/a.

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  6. Camisas de once varas, creo que llaman a estas cosas!. No me gustan las imposiciones. Ni en un sentido ni en otro. Según el momento, el entorno o las personas con quien esté, me gusta hablar gallego o castellano. Según me sienta emocionalmente, puedo necesitar escribir y expresarme en gallego o en castellano. Si hay dos lenguas oficiales, si tenemos esa gran suerte, pienso yo, será para aprovechar esa oportunidad y tener la elección de decidir en cual de ellas expresarnos.

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  7. Jopé, qué bueno que está el debate. ¡Excelente entrada de nuevo, Amalia!

    Soy el menos indicado para opinar pero me parecen muy sólidos todos y cada uno de los argumentos.

    Y, por supuesto, que JAMÁS se pierda el gallego. Sería imperdonable.

    Besos, muchos besos

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  8. Verme, es sólo mi opinión. Y si traduzco del gallego al castellano no es por tolerancia, es por educación, porque mucha gente que lee este blog no está acostumbrada a leer el gallego y menos «el mío».
    Lulú, las imposiciones y yo también estamos peleadas. Por eso pienso que las cosas «amables» como nuestro idioma, deben defenderse sin tregua pero con tranquilidad.
    Gracias, Leiter. Si el gallego llega a perderse, con él se iría un trocito de nuestra alma.
    Besos

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  9. Ya sé que es tu opinión, y tu sabes que la mía es la mía, y en esto tampoco nos pondremos de acuerdo nunca pero yo te quiero igual eh? 😀
    Sólo una cosita más y ya me callo. Uno de los leitmotiv de Galicia Bilingüe se refiere a la imposición del gallego en la enseñanza, pues bien, a ti que te gustan estas cosas del Excel, te rogaría que le echases un ojo a este cuadro. Estoy seguro de que así intuirás cuáles fueron las razones que llevaron al gobierno gallego a aprobar el decreto 124/2007: cuánto más joven es la población menos gallego habla. O lo que es lo mismo dadas las condiciones socioeconómicas de Galicia: cuanto mayor es la alfabetización y escolarización, menos gallego se habla. El lugar adecuado para corregir la tendencia es, sin duda, la escuela.

    Un besote grande como una Comunidad Autónoma.

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  10. Ese igual significa lo mismo o a pesar de todo? jajaja, yo también, Verme, no estaremos hartos de discutir tú y yo!!!.
    ¿he dicho en alguna parte que no deba darse gallego en la escuela o que mi posición sea la de la pltaforma Galicia Bilingüe? No, porque no lo es. No soy ni blanca ni negra, ni de izquierdas ni de derechas (bueno, esto está más claro), ni católica ni atea,…soy un bicho raro!!
    Besos, Verme Guilherme

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  11. gheada, seseo, castrapo (me encanta, acabo de descubir que tiene etiqueta el gallego de mis viejos). Ahora comprendo de dónde vienen los «produto, conduto, perfeto de Pepiño». Uf que alivio!.
    Sea como fuere, deseo que no llegueis a las aberraciones de vascos y catalanes. La lengua es un instrumento de comunicación. Si no os entiendo cuando voy a visitaros, me voy a sentir extranjera y no quiero. Suerte que seais bilingües, pero no a golpe de discriminación, tensión, mala sangre y escisión. Soy blanca, de izquierdas, agnóstica y rara: a fecha de hoy.

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  12. Imposible que tú te sientas extranjera!!! Si a los cinco minutos de llegar tienes el mismo acento que Lu!!!
    Lo de «a fecha de hoy» está muy bien. Da margen al cambio.
    Besos, guapíiiiisima

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