A mi ya me parecía demasiado -aunque entienda el motivo- de que graben todas nuestras conversaciones, que los satélites fotografíen mi casa y salga mi coche aparcado delante en GoogleEarth, que para todito haga falta registrarse, pero me quedaba la rebeldía interior: podrían saber lo que digo, ver cómo tomo el sol o saber mi DNI y mi fecha de nacimiento, pero no saben nada de mi, en realidad.
Pero, amigos, ha llegado Microsoft con su nueva patente, y ahora va a resultar que ese aparatito que siempre va conmigo, al que soy adicta, lo reconozco, va a saber si estoy estresada, si me siento frustrada, si soy poco productiva…En fin, lo que me faltaba.
Y no creais que lo primero que se me vino a la cabeza fue indignación o miedo, lo primero que pensé fue ¿pero por qué no inventarán algo que nos alegre la vida en vez de tanto control?. Y es que si todo ese esfuerzo y dinero, sin duda dirigido a que algún jefe controle la productividad de su equipo, se lo gastaran en crear un ingenio que eliminara a los jefes intoxicantes e ineptos, se ahorrarían muchos aparatitos y muchos ansiolíticos. Pero claro, prácticamente no quedarían jefes, eso nos haría peligrosamente eficientes.
Hoy estoy totalmente subversiva, cuidado.
Jo, Amalia, cualquiera se atreve hoy a discrepar contigo…
En serio, estoy de acuerdo, en líneas generales con tu planteamiento. Pero siempre tendremos la oportunidad de disfrutar con la lectura de un buen libro y, a ser posible, en un entorno de marítimas resonancias.
Ahí, Microsoft, por mucho que se empeñe, no nos robará la intimidad.
Besos, muchos besos.
jajaja, no es tan fiero el león como lo pintan!!
Tienes razón, vivo cerca del mar y siempre puedo escaparme a la playa con un buen libro.
Besos