Historias de psiquiatras

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Leyendo hoy el periódico, me entero de que los gallegos somos eres depresivos y de que, por ello, estamos muy medicados.

Soy partidaria de acudir al médico correspondiente cuando haya motivos suficientes. Aunque es verdad que soy de las que aguantan a ver si se pasa solo.

Aún así, he ido una vez la psiquiatra y otra al psicólogo. En ambas ocasiones parece que no tenía nada. La segunda lo decidí yo solita después de ver al psicólogo. Es más, encontré que probablemente sería mejor para mi salud no volver a verle. Es largo.

La primera, la del psiquiatra, tendría yo unos ocho años. El ayudante de mi pediatra se empeñó, después de hablar conmigo, en que yo era una niña extraña. Probablemente lo era, sí. Recuerdo que en aquella época me dio por describir todo de forma meticulosa, con muchos adjetivos. Supongo que era uno de mis personajes. Después he visto que no es tan habitual tener “varias personalidades” – conscientemente, me refiero- pero como mi mejor amiga desde crías también las tiene….

Mis padres me llevaron obedientemente. Recuerdo las pruebas, básicamente dibujitos y juegos, y la charla con la psiquiatra. Pero lo que realmente me impactó fue compartir consulta con una niña más pequeña, de unos cinco años, que se pasó toda la hora en una especie de ataque convulso, fuera de sus casillas, pateando y gritando. Yo, mientras tanto, dibujaba tranquilamente. La cría se tiraba a mis pies, se sacudía en el suelo, tiraba los juguetes contra las paredes. Intenté un par de veces hablarle normal y- cómo son de listos los críos, lástima que se pierda esa intuición natural- decidí pasar de ella. Ella siguió a lo suyo y yo a lo mío, sin molestarnos.

Nunca supe que era lo de aquella niña, pero lo mío sí: nada. Según la psiquiatra, una niña normal, con mis rarezas. Dijo, se me quedó grabado, “enormemente detallista para algunas cosas y muy despistada para otras”. Y así soy, sí.

Aprendí eso, lo de que dibujo un sol muy detallado y paso de los árboles, que los médicos no saben entender a los niños y que hay gente que está “realmente loca”, y no es una frase hecha.

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9 comentarios en «Historias de psiquiatras»

  1. Bienvenida al mundo real Amalia; mi psiquiatra desde que me dijo que estoy mejor me mosquea,porque quiere que hagamos un espectaculo por los cabarets y los teatros para sacarnos unos duros.

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  2. Yo creo que algo tendente a la depre si soy. Lo que no sé es si es cosa de las nubes y la lluvia o quizá, como dice el artículo por gallega, porque yo acompaño al cielo en todas sus tonalidades, estoy gris cuando está lleno de nubes y estoy radiante cuando los rayos de sol tocan la tierra. La verdad es que también siento que tengo ciertas rarezas, diferentes a las del resto que me rodea pero supongo que ellos tendrán otras diferentes. Tal vez así, cada uno de nosotros, formamos nuestra peculiar manera de ser 😉

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  3. Si o-gon-cho canta, no hay psquiatra que valga. Lo malo es necesario para lo bueno… cuando la felicidad come en la mesa, la tristeza se tumba en nuestra cama… te lo dice alguien de años de terapia, que cree que necesita a un mago, un poeta, no un científico.

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  4. Pues quizás los gallegos sean así por el tiempo, o como dice chocoadicata. Si es que teneis demadiados días nublados…

    Yo estuve viviendo dos meses en San Sebastián y había días que me moría de la pena. Semanas nubladas y días de lluvia uno detrás de otro, salía el sol y parecía un perrillo detrás de un hueso, salía corriendo a la calle. Mal acostumbrado que está uno, supongo.

    Y respecto a lo que has contado no creo que fueras una niña rara, en los dibujos de lo niños /y de los no tan niños) siempre hay detalles que se resaltan y otros que no.

    Quizás en algún momento un psicologo me habría venido bien … pero que quieres que te diga, prefiero a mis amigos y a mi familia. Y por ahora me va bien.

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  5. El hombre razonable se adapta constantemente al mundo. El hombre no razonable persiste en querer adaptar el mundo a sí. Por consiguiente, todo progreso depende del hombre no razonable.» GEORGE BERNARD SHAW

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  6. Pues os diré que hubo una temporada que me di el trabajo de pegar en una libreta el mapa del tiempo del periódico y el estado de ánimo en que estábamos mis compañeras y yo misma… y.. bueno, como tantos otros proyectos, tb este se quedó a medias, pero puedo asegurar que iban bastante paralelos.
    creo que hay gente que está realmente loca y creo que a otros no les viene mal una ayuda de vez en cuando. también creo que los amigos pueden salvarnos mejor que un psicólogo. yo fui una vez al psiquiatra, me dijo que todo era normal y que hay problemas que tenemos que resolver nosotos solitos… y los resolví, creo.
    los niños, a veces, necesitan ayuda. sobre todo cuando alguien les ha hecho daño.

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  7. Ignacio ¿y es bueno como artista? porque a lo mejor merece la pena. :-).
    Chocoadicta, todos tenemos cosas, gracias a dios.
    No me considero una persona tendente a la depresión, pero también es verdad que he visto mal a «los mejores», a los más sensibles, a los más comprometidos. Si hace falta ayuda, hay que recurrir a la que sea, aunque a veces, como apunta findomundo, simplemente tenemos problemas, de verdad, graves.
    Pablo, me encanta lo que has puesto. Increíblemente consolador.
    Perdido, yo no necesitaba un psiquiatra, era diferente, como pero era una niña muy muy alegre, increíblemente alegre. Pero si hace falta, lo que sea.
    K, ya sabes lo que opino de la magia.

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  8. Todos tenemos dentro magia curativa, pero se necesita un cierto estado de ánimo para que salga. Hay que romper con lo habitual. Quizá como hace Perdido, salir a correr al borde del mar y reir, reirse de uno mismo, de tonta alegría de estar vivo y poder correr y oler el salitre. Cada uno debemos aprender a sacar nuestra magia y, si alguien es capaz de ayudar a otros a sacarla, esa persona hay que mantenerla cerca, esa es la gente sanante, maravillosa.

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