Más libros (parte I)

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Hace mucho que no os cuento lo que leo. Pura pereza de escribir y también que hay mucha relectura, mucho libro de los de subrayar, trabajar, etc. Pero vamos, ahí va lo que he sacado para hacer sitio a lo que me estáis recomendando:

Si no recuerdo mal, Lulú fue quien me habló del El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher. Muy recomendable para todos los que vamos por la vida con coraza – y quién no?- ya que además de decir muy fácil y como un cuento lo que hay que dejar de lado, en el fondo es un procedimiento sobre cómo hacerlo. Se lee rápido. Aplicarlo, eso ya es otra cosa.

«Las lágrimas de autocompasión

no te pueden ayudar.

No son del tipo que a tu armadura

puedan eliminar»

Pues, hala, a la estantería de la sala.Gracias, Lulú. Más de estas, por favor.

Creo que fue Lizard quien me habló de Ángel Gabilondo -disculpadme si me lío- porque se había leído Contigo. Yo he empezado por el anterior «Alguien con quien hablar«, que me ha parecido sencillito, lleno de interesantes reflexiones. Me compraré Contigo más adelante. Esta temporada he terminado la fase filosofía- pensamiento- autoayuda. Pero lo anoto para el otoño. Seguro que merece la pena leerlo. Hay capítulos del éste, que pasa a la estantería de mi cuarto para releer, que son una joya. Por ejemplo, hablando de la apasionada serenidad hace un perfecto desarrollo en tres párrafos. Os dejo el último:

La serenidad consiste en saber verse y sentirse afectado y en responder adecuadamente, en la justa dimensión. No es el extravío de los sentimientos, ni la insensibilidad, es el placer de un sentir pertinente, un envolver y envolverse, sin verse envuelto….La serenidad brota en ocasiones de una apasionada y sostenida posición, un estado que permanece y persiste con firmeza, la energía de una voluntad. Es intensidad sostenida.

Muchas gracias, Lizard.

Releí a Elisabeth Kübler- Ross -recomendada en su día por Verme– y sus Lecciones de Vida a las que siempre regreso y que ahora sale de la mesilla para dejar hueco a la aventura (tanto varía esto que creo que será Lovecraft quien ocupe su lugar):

Cuando dejamos de intentar cambiar al otro, podemos sentir el poder del amor, sin engaños. No hay que planear, pelear, manipular ni controlar. Ya no más «me temo que, sin mi control, él no lo hará» o «nunca será quién quiero que sea si yo no cambio las cosas». Debemos aprender a compartir nuestras verdades. No hay nada de malo en que encaremos a alguien en relación a algo que nos molesta. Pero hacerlo con una expectativa es un intento de manipulación. Debemos compartir, decir nuestra verdad, pero sin pensar sólo en obtener la reacción que queremos.

Mientras estemos apegados a nuestros planes y fantasías, no amamos realmente. hemos de dejar que las personas sean como son. Si se van, tal vez es porque tenían que hacerlo.

Cuando abandonamos las imágenes e ilusiones futuras de cómo deberían ser las cosas, así como nuestras estrategias y planes, el amor toma vida propia…Cuando nos entregamos, el amor puede conducirnos a muchos lugares maravillosos y entrañables  que nunca hubiéramos imaginada.

Lo aparco no sin una cierta pena durante una temporadita. Es todo un tratado de generosidad y desprendimiento.

Se me ha hecho tarde. Sigo con la segunda parte – falta la poesía, la novela y parte de la filososfía y el ensayo- en cualquier momento.

Pues sí que hace tiempo que no os contaba lo que leo!

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2 comentarios en «Más libros (parte I)»

  1. Buff, cuánta lectura pendiente, y qué interesante!
    Me alegro de que disfrutases con «El Caballero…», es realmente bueno. Creo que me dijiste que «El Poder del Ahora» de Eckhart Tolle ya lo has leído, ¿no? Bueno, por si acaso…

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