Paradigmas, prejuicios

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Ayer se me venía a la cabeza esto de los apriorismos, los prejuicios, los paradigmas que todos manejamos con soltura, sin cuestionarnos nunca su origen.

La «culpa» la tiene Peter Drucker. Estoy leyendo, mejor dicho, estudiando, su libro El management del siglo XXI . Magnífico, como todo lo que he leido de este economista. Ya en el capítulo 1 dice que solemos explicar la realidad de acuerdo con los «supuestos básicos» que sobre ella hacemos y que estos no suelen ser cuestionados. Sin embargo, cambian, especialmente rápido en estos tiempos.

Aunque es muy interesante, no voy a relataros los siete paradigmas de la Gestión que desmonta. Lo que me llamó la atención es que desmonta con argumentos algunos que él mismo había defendido, sobre los que había publicado libros. Ve los cambios y reconoce que sus teorías no son aplicables. Impresionante. En su caso, da la razón a Maslow cuando dice que no hay una única teoría para gestionar a las personas (Drucker había defendido la Teoría Y) sino que personas diferentes requieren formas de gestionar diferentes también.

Me sorprende la humildad y la flexibilidad de este eminente octogenario, que tendría todos los boletos, según mis paradigmas, para ser rígido.

Pero reconozcámoslo, nuestra comunicación y, sí, la utilización que hacen los medios, se basa en ese conjunto de apriorismos.

Podría poner mil ejemplos de los míos y otros muchos, algunos hasta graciosos, con los que convivimos (suelo utilizar irónicamente referencias a que todas las feministas y las lesbianas son feas o tienen bigote). Pero sin duda, el que más ha marcado mi vida es: «querer es poder». Y no es verdad, pero puedes tardar mucho en darte cuenta.

¿ Y los vuestros?

PD- Volveré con Drucker. Algunas ideas son demasiado interesantes para dejarlas pasar.

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13 comentarios en «Paradigmas, prejuicios»

  1. Pues es una de las mayores preocupaciones que tengo: ser capaz de superar prejuicios y apriorismos. Creo que son inevitables y que es más, son necesarios para afrontar la vida de todos los días. Son como la guía que nos lleva. Son el sello de nuestra educación. Pero esa capacidad para superarlos y salirnos de la guía, y sobreponernos a nosotros mismos y forzar nuestro pensamiento, es precisamente lo que nos hace humanos, mejores humanos, mejores personas. Lo que impide precisamente que nuestro pensamiento envejezca y lo que posibilita un mejor acercamiento entre las personas… que a su vez es fundamental para construir una sociedad surtida. (Digo «surtida», como las cajas de galletas, porque «plural» me parece pretencioso…)
    También hay quien dice que superar los propios prejuicios nos hace buenos. Así de simple.

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  2. A mí los prejuicios hasta el momento me han llevado casí siempre a perderme algo más interesante. Cuantas veces te has sorprendido con una persona al profundizar en la relación con ella?. Aunque los prejuicios están en todos los sitios, lugares, actos, vivencias, en todo momento estamos rodeados de ellos, es muy difícil poder escarpar de ellos, porque todas las personas creamos nuestra propia opinión aun sin darnos cuenta. Lo que considero realmente importante es saber gestionar esos prejuicios. Es nuestra responsabilidad educar a nuestros hijos para que lo sepan hacer, ya que posiblemente la única etapa de nuestra vida en la que no existen es en la infancia.

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  3. De acuerdo con vosotros, pero ni un ejemplo ¿eh?.

    Te contesto Rbr: me educaron en la convicción de que con esfuerzo y voluntad se consigue todo, me «entrenaron» para ello y es de las cosas que más arraigadas tengo. La vida me ha demostrado que es un factor necesario, que ahí está la ilusión, en el camino para conseguir algo, aunque nunca llegues al final. A veces no puedes, el mundo y el resto de personas ponen limitaciones, has de entenderlo y poner ese esfuerzo en otra parte, ilusionante, eso sí, donde no luches contra molinos de viento.

    Mira una amiga, que lee este blog, me desmontó un paradigma cuando me convenció de que «la sinceridad está sobrevalorada». Que tema, ¿eh?

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  4. Los ejemplos son siempre muy personales. Como los prejuicios. Estoy de acuerdo en que hay que educar a los hijos para que sepan como gestionar los prejuicios que sembremos en ellos (nosotros y el medio).
    En cuanto a querer es poder… es muy americano eso, no? tristemente sólo funciona en hollywood (gran invernadero de prejuicios, por cierto). Pero lo importante de esa frase es «querer». Y el empuje que querer tiene en nuestra actuación.
    Respecto a lo de la sinceridad… una peli, no, dos: el pez gordo, donde se diferencia entre sincero, franco y honesto; y el secreto de los mac nosequé, donde se habla de la importancia de creer… incluso si no es verdad.

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  5. Yo creo que lo importante es luchar con honestidad por lo que uno cree que es lo bueno y la verdad.No es «querer» sino la»verdad», quien la busca sabe filtear y evitar los prejuicios y relativizar los hechos y acontecimientos de la vida diaria.
    Con respecto a lo que dice findomundo de educar a los hijos para que sepan apreciar, si lo educaramos así, estariamos desvirtuando la educación.
    Aunque sea desnudarse un poco os cuento una anécdota: hace unos año
    tomaba café con mi padre y la dueña del bar vino a saludarnos y le dijo -¿Cómo puede salir un hijo así de un padre tan nacionalista? y él respondió,-Eso, es educar en libertad.
    Era un gran luchador de la Educación y un hombre de gran respeto a todos y a todo, pero es que la Educación llega hasta AHI.

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  6. La importancia de creer incluso si no es verdad. Qué bonito! Findomundo, tienes alma de poeta. Siempre hago caso a las películas que me mandáis ver.

    También lo es lo de tu padre, capi. Y ya imagino que no es fácil, ni tu postura ni la de él. Me alegro por ti. Te dará fuerzas para hacer tu trabajo todos los días.

    Estáis muy serios. Pues ahí va un prejuicio: las rubias somos buenas chicas (las de ojos azules más) y las morenas son duras y crueles. Jajaja, como en los cuentos de hadas. Glub, todas las que leen esto son morenas o pelirrojas, qué marrón! :-).

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  7. Todos utilizamos referencias para formar nuestro conocimiento, como sabemos, este no nace, se hace. No partimos de cero y lo dificil es seleccionar entre tus prejuicios y los de tu entorno. Estamos sobreinformados, nunca se han tenido tantas referencias de conocimiento y no sabemos como darle provecho. Tanta incomodidad de saber, para que nos vale, como superarlo, basta con aumentar el surtido?.

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  8. Las rubias son unas lánguidas descoloridas sin sangre en las venas. Claro que son buenas chicas, es que para ser malo hay que ser listo 😉

    En serio y por alusiones: eso de que la sinceridad está sobrevalorada no es más que una frase, que probablemente sea tan válida como la contraria. Sólo es un intento de romper precisamente los prejuicios, las ideas preconcebidas. Todos las tenemos y, además, creo que son necesarias. Es una simplificación que nuestra mente exige para poder meter cada cosa en su casilla y clasificar el mundo de alguna forma. La realidad es demasiado compleja y no se puede tener en cuenta todas las variantes todo el tiempo.

    No me siento culpable por tener prejuicios, pretender no tenerlos es un imposible. Pero sí es conveniente replantearte de vez en cuando esos prejuicios, “hacer limpieza” mental, preguntarte el porqué de cada idea que tienes fijada en la cabeza como una verdad incuestionable. Una vez hecha esa limpieza, quedan algunas cosas que decides conservar porque han pasado la prueba. Las demás, simplemente decides deshacerte de ellas. No siempre es fácil, claro, pero el esfuerzo merece la pena.

    En cuanto a ese voluntarismo de “querer es poder”, a mí siempre me ha sonado a eslogan de secta o de gurú de andar por casa, algo así como las energías positivas o el control mental. Yo prefiero ponerme metas alcanzables, es bastante menos decepcionante. Y a veces prefiero no ponerme metas y ver adónde me lleva el camino.

    Y como esto ya es bastante largo para un comentario, no entro en el tema más interesante, que creo que es la flexibilidad del científico honesto, capaz de defender lo contrario a lo que defendió en un principio.

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  9. Lamentablemente tienes razón: soy una tonta buena chica. Rubia.:-). Aunque siendo ya una anciana esto me vale de poco.

    De acuerdo contigo en casi todo, sólo un matiz: mis metas no son casi nunca alcanzables, o son realmente difíciles, pero perdón que insista: ¿la gracia no está en el camino? ¿en el esfuerzo que te hace crecer y estirarte? ¿el éxito no es precisamente eso: disfrutar de cada minuto, vivirlo?.

    Otra vez de acuerdo en el último comentario, lo que me dió que pensar fue esa flexihonestidad de Drucker, esa capacidad de no enrocarse en sus propias teorías. Es difícil, es inteligente, es la forma de pensar de una mente abierta. ¿Cómo se consigue?

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  10. Es cierto, «querer es poder» es un dicho demasiado generoso. No todo el mundo puede porque quiere.

    Para empezar, el mundo es dolorosamente injusto. Hay mucho que va mal en este mundo. Esa frase no es para las personas que nunca podran hacer nada para salir de la miseria ¡y hay tanta miseria en este mundo!

    Sin embargo, a veces el mundo cambia por una persona. A veces hay un Ghandi, a veces hay un Martin Luther King. A veces alguien «tiene un sueño». A veces alguien nos emociona y apela a lo mejor de nosotros.

    A esas personas no les podemos decir que «querer NO es poder». Puede que sean pocas, puede que no todo el mundo tenga la capacidad de cambiar el mundo, pero tenemos derecho a soñar.

    Claro que no todo es posible. Indudablemente, lo que algunos soñadores nos cuentan no es factible. No ahora, no YA. Pero a veces alguien valiente cambia el mundo y no es necesario ser Ghandi o Martin Luthero. A veces basta ser una negra como Rosa Parks para que el el mundo cambie.

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  11. Gracias por recordar que hay que levantar la cabeza y mirar más lejos. Desde el egoismo de los deseos personales muchas veces olvidamos nuestras obligaciones: llevar adelante nuestros sueños.

    Cuánta esperanza encierra tu reflexión.

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