Personas, como tú y como yo

Lo vi esta tarde cuando aparcaba el coche y me esperó al lado de la puerta cuando me bajé.

Vencí, lo reconozco, ese temorcillo inicial de tanto prejuicio acumulado y dejé que se acercara. Me pidió dinero y busqué en la cartera para darle algo. Era fuerte, moreno, algo mayor que yo. Se armó de valor al ver que no torcí el gesto y me dijo que si yo sabía de algún trabajo. Me quedé sorprendida pero indagué sobre qué podría hacer: «Conducir, sé conducir, pero puedo trabajar de cualquier cosa». Sonreí y le dije: «Ya veo, cuando hace falta uno trabaja de lo que sea». Me sonrió abiertamente ya y aproveché para preguntarle por qué me pedía trabajo a mi: «Porque tú tienes una empresa, verdad?» Le respondí que sí (impresionada por semejante afirmación) y me preguntó de qué. Le expliqué un poco.

Ya parecía tranquilo y, a sabiendas de la respuesta, le pregunté de dónde era y, vacilante, pareció, por primera vez, no entenderme : De Arteixo. Le miré derecho y volví a preguntar: de qué país?. En voz baja me dijo:»de Rumanía». «Y cómo te llamas?» T****. Volvió a sonreir. Me dió su teléfono y lo anoté en el mío, por si se me ocurre algo. Sé que es difícil y así se lo dije. Insistió.

Ya me iba y me preguntó, cómo te llamas? le respondí, Amalia. Tomó mi mano y la besó. Me puse colorada. No supe reaccionar. Me dió apuro. Me sentí muy muy extraña.

Gitano y rumano. Una persona como tú y como yo. Ojalá que nunca tengas que verte con su edad buscando trabajo en un lugar desconocido en una época tan dura como esta. Ojalá que nunca los echemos de Arteixo, ni de ninguna parte, sólo por lo que son: personas.

Gracias a Pau y a Luis Ventoso por recordárnoslo. Mi admiración para los dos.