Rafting

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Es tarde y estoy inquieta. Ese insomnio o mal dormir que arrastro desde siempre sé que va a hacer que no me duerma aún. Pero mi cerebro está cansado, más aún que mi cuerpo.

Recuerdo ocasiones en las que el cansancio físico fue un auténtico placer, pura vida. Y, sí, se me viene a la cabeza un viaje a Costa Rica.

Llegué de mi trabajo a San José sin enterarme de nada. Estresada aún por el agobio de pasar del lío de montar una empresa nueva, desde cero, a hacer maletas y meter bikinis. Tan cansada estaba, que ni cambio de hora ni nada. Dormí en cuanto apoyé la cabeza en la almohada y me levanté a lo que para mi serían las cinco de la mañana.

Sin anestesia ni nada, caí en la cuenta de que habíamos quedado en hacer rafting ese día. Era uno de esos viajes- aventura que organizan para grupos pequeños (éramos ocho) metidos en furgoneta.

En cuanto salimos de la capital, como una liana, empezó a atraparme la belleza y la exhuberancia del paisaje, la salvaje belleza de la selva y de los ríos escondidos entre la vegetación.

Llegamos al punto de embarque. Casco, remo y chaleco y andando. Tres instrucciones de una especie de adolescente encantador y decidido. Y al río.

No recuerdo, de ese primer tramo, más que el agua, revuelta, espumeando, salpicando, venciendo. Y delante de mi, dos de nuestros compañeros asustados sin capacidad de reacción. Los dos restantes, remábamos con energía hacia donde indicaba el guía, sin pensar, obedeciendo órdenes, sin calcular si se nos agotarían las fuerzas.

De repente nos metimos de lleno en un rápido muy fuerte, la balsa empezó a bandearse y girar sobre sí misma. Parecía que nos tiraría. El guía, apenas un muchacho, dió unas cuantas órdenes precisas. Pusimos a trabajar cuerpo, brazos, hombros, en la dirección adecuada. Y salimos. Qué sensación de triunfo, de relajación, qué subidón de adrenalina. Os lo recomiendo.

Para terminar, en un remanso nos tiramos desde una especie de pared en aquel río de aguas oscuras y densas, nadando para relajar cada músculo. En medio de la selva, de los pájaros de colores, bajo el cielo azul, transparente. Me sentí en el paraíso, apenas 24 horas después de haber salido del caos.

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8 comentarios en «Rafting»

  1. Qué envidia de viaje!!
    Tiene que ser una sensación maravillosa. Cuando yo era un joven más imberbe de lo que soy ahora, me pasaba los veranos nadando por el río Ulla arriba y abajo. Por aquel entonces se podían ver en el Ulla patos, garzas y nutrias y la sensación, cuando me paraba a descansar en alguna ínsula, era de placidez absoluta.
    Años después también he hecho rafting por el Ulla. Supongo que esto poco tiene que ver con la selva costarricense, pero el Ulla es mi río. Mejor dicho, yo soy del Ulla, metido en él me siento en casa.
    Gracias por traerme aquellos dias a la memoria.

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  2. Apetecible, muy apetecible, tanto lo de Costa Rica como lo del Ulla. Yo ya me he relajado con vuestras historias. Os diré que yo también he tenido subidas de adrenalina y por consecuencia bajones relajantes, los recuerdo en lugares como la playa de Valdoviño, cuando esas olas que parece que te tragan, te envuelven, pierdes el sentido de la posición y gracias a que las propias olas deciden devolverte me vuelvo a encontrar. Es el momento del bajón relajante. Pero lo bueno es que como te ha gustado tanto lo repites una y otra vez, hasta que ya no te aguantas de pie. Genial, ya me tarda.

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  3. Parece una buena terapía… habrá que probarla ;).
    Recuerdo que en mis años de universidad el insomnio era una ventaja porque me servía muy bien para hacer miles de cosas, con apenas dormir unas horas estaba recuperada pero últimanente se ha convertido en una auténtica pesadilla….

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  4. Que envidia, lo bien que viene cuando dejas la mente en blanco o sólo te concentras a un actividad física, que descanso dejar de pensar …. como se nota que es viernes 🙂

    No se lo que es el insomnio, puedo dormir lo que me proponga. No me quejo, pero me cuesta tanto trabajo levantarme ….

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  5. Verme, el Ulla tiene tramos de paisajes bellísimos. Hummmmm, qué suerte!

    Rbr, lo que cuentas parece de un trozo de mi infancia. Valdoviño…la Frouxeira es la mejor playa del mundo (lo siento por el resto de candidatos). También me tarda.

    Choco, es una experiencia fantástica, disfrutarás.

    Perdido, así es, dejas de pensar. Sí. Yo paso temporadas de insomnio y, de repente, me hago «curas de sueño». Mi cuerpo que dice basta!.

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  6. Pienso yo que ese «imsonio o mal dormir» que tienes ha de tener una explicación, se me ocurre que debe haber algo para lo que tu tienes karma y aún no lo lo has encontrado, algún día te toparas con ello y si las cosas van bien tu energia se equilibrará y a partir de ahi dormirás como un bebe………

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  7. Este insomnio lo tengo de siempre. Mi madre dice que no dormí ni una noche en mis primeros meses de vida. Pobrecilla!
    Creo que mi falta de disciplina, de rutinas, tiene gran parte de la culpa. 🙂

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