A raiz de una entrada en el blog de mestebanez – muy recomendable todo él- me asalta un poco la duda de la oportunidad o no de identificarse en los blogs.
Reconocía allí que amparada por el anonimato me he sentido tentada en algunas ocasiones a ser más exagerada, más frívola, quizá más dura y por eso me he obligado, excepto en un asunto humorístico concreto, a utilizar mi nombre. Reconozco esa debilidad y que no tiene porqué pasarle al resto.
Sabéis que en este blog no se permiten comentarios anónimos, aunque esto es fácil de burlar, como supondréis. Muchos os identificais con seudónimos pero en la mayoría de los casos varios de los habituales saben bien quién habla o hemos acabado conociéndonos tanto que el objetivo, desde luego, no es ocultar la personalidad.
Reconozco que nuestra filosofía ha sido más bien la de que se sepa quien habla, quizá sea una deformación «periodística», pero en su día valoramos, los fundadores del blog, la posibilidad de escribir con otros nombres y concluimos que nos restaba credibilidad. Pero es posible que esto nos quite frescura, espontaneidad.
Personalmente pienso que, como en la vida, uno a veces entra en un bar a tomarse una copa sin que nadie le diga hola y otras entra a jugar la partida de mus con la peña. Ni mejor, ni peor, distinto.
Me da pena que el tema de los seudónimos sea porque se producen ataques personales sin dejar lugar al intercambio de pareceres.
Yo mismo, he tenido que cambiar alguna vez hasta de apodo, como muy bien conoce nuestra anfitriona.
Es en esta palabra donde reside el respeto por los demás, por lo menos en este blog, «anfitriona», contemporiza y rebaja la tensión, permitiendo que todos podamos exponer nuestras ideas, tan distintas unas de otras.
Creo que, por ejemplo, los habituales de aquí, seriamos capaces de vernos las caras y opinar, al margen de nombres y apodos.
Otro ejemplo, los políticos son capaces de irse de viaje o a cenar y reirse de su sombra al margen de ideas.
Por cierto… estimada anfitriona, mañana si puedo, pues llegaré tarde te escribiré desde el país de los olivos…
Prefiero el anonimato, tú por el mail sabes quien soy 😉
Si mis alumnos leyeran algunas entradas de mi sitio, tendría que aguantar demasiadas tonterías …
Acabaría cerrándolo o cambiando de tercio. Creo que el anonimato es fundamental.
Yo también prefiero el anonimato aunque luego vaya colgando fotos mias 😉
Da frescura y algo de impunidad al decir lo que piensas. Menos mal que un servidor no es un troll ja ja ja
Desde luego, voto a favor del no-anonimato. El anonimato se presta a hacer el tonto, a inventarse personalidades engañosas. No digo que no pueda utilizarse alguna vez, pero el diálogo en un blog es más fluido si ninguno juega a Jekill y Mr. Hyde.
Muchas gracias ante todo por el halago de inicio.
Estoy de acuerdo contigo. Hay veces que hay que expresarse sobre temas un tanto polémicos, y dar la opinión puede resultar un poco difícil. En esos casos suele ser mejor no darla.
Aun cuando tengo un blog anónimo, mi máxima es la siguiente: escribe como si tu jefe, tu madre o tu mujer fueran a leer lo que has escrito sabiendo que es tuyo. Así, te evitas escribir barbaridades, ex abruptos y opiniones que no te interesen.
Ni que decir tiene que a mi jefe no le interesa mi opinión sobre la burbuja inmobiliaria, a mi madre tampoco le interesa lo que opine sobre los horarios laborales, y a mi mujer mi opinión sobre los supermercados Dia% le parezca absurda, pero en cualquier caso no son opiniones que no esté dispuesto a mantener en una conversación frente a frente, aunque en muchos casos el sentido común lleva a no expresarlas en público. Mientras que en Internet, todo puede decirse porque no hay contextos, con lo que a veces cualquier texto puede resultar inconveniente.
La clave es: puedes ser anónimo pero debes escribir como si no lo fueras.
Bueno, siempre ha habido seudónimos y anónimos, incluso en aquellas eras prehistóricas en las que no existía internet.: mujeres que escribían con nombre de hombre, escritores “serios” que firmaban sus novelas policiacas con seudónimo para no perder prestigio, poetas que difundían epigramas sin firma poniendo verde al vecino… Lo que ha cambiado es que ahora eso está al alcance de cualquiera con un ordenador y una conexión. Internet ha democratizado el anonimato, como tantas otras cosas.
En cualquier caso, estoy de acuerdo con mestebanez en que, con careta o sin ella, se debe escribir solamente lo que uno defendería a cara descubierta. Es una cuestión de responsabilidad. Pero, ahora que no nos lee nadie… ¿es que ninguno ha caído nunca en la tentación de inventarse una personalidad y hacer un poco el tonto? Que tire la primera piedra 😉
¿Anonimato? Perdido y Capi, a estas alturas ya sabemos dónde vivís, vuestra edad, profesión, estado civil, niños y edades…y, sobre todo, cómo pensais.
Capi, te espero cerquita de la tierra de Perdido.
Estoy con mestebanez, como también señala Almudena, hay que responsabilizarse de lo escrito…pero algunos que somos más irresponsables. Yo, almudenita, de piedras nada, ya sabes.
Lo sabes por que me visitas y lees todos los días. Y lo que es más importante te enteras de lo que lees.
Supongo que alguien interesado en conocerme no le tomaría mucho trabajo y a mi eso casi que me da igual. Pero no quiero que sepan quien soy al primer golpe de vista. Sería demasiado fácil.
Como fisonomista soy malísima, o sea que aunque te cruce por la calle no sabré quién eres, tendrías que darme una nota. Entonces sí. 🙂