De eso hablábamos la pasada madrugada, de vivir el presente y de escuchar con más atención lo que tu intuición te dicta.
Me trajo al recuerdo un pedacito de la Elegía de Marienbad de Goethe:
En el fondo del alma siempre existe
el anhelo de darse libremente
a algo que no sabemos, puro y claro,
cuyo nombre ignoramos, y creemos
que ser buenos en ese afán consiste.
Y yo era bueno si con ella estaba.
Tu mirada era el sol que derretía,
el aire en primavera era tu aliento,
que toda frialdad fundiendo barre.
De su invernal caverna al egoísmo
tu calor lo rescata y ya no queda
ni un resto de amor propio, vano y terco.
Y podrías decirme: «Cada hora
es un regalo amable de la vida.
Apenas si un recuerdo es lo pasado;
lo futuro es imposible conocerlo.
Sentí miedo a la hora del crepúsculo,
pero al caer la noche alegre estaba.
Por eso, haz como yo: mira el presente,
míralo con prudencia y nada aplaces.
Corre alegre a su encuentro, a los trabajos
entrégate de todo y al amor,
que así serás el centro donde estés,
como un niño obstinado e invencible.»
Es una traducción de Enrique Baltanás publicada en la editorial Renacimiento.
Espero que os guste la reflexión de este gran escritor enamorado.
Ya veis, los viernes podréis encontrar música y los sábados o domingos, poesía.
Me ha gustado mucho. Y me parece adivinar que el traductor es realmente bueno.
He pasado a mi blog el correo que te comenté.
Gracias.
De acuerdo, Luna. Que todo te salga bien.